Y en la página 364 del libro “2016” , minutos antes del alba, bajo un cielo estrellado, con temperatura de narices frías, cual flecha inesperada en el talón, me topé con un par de líneas encantadoras que me motivaron a seguir escribiendo… esta Montaña Rusa de mi vida, de mi historia irreverente, de mi paso en este plano, que aseguro NO será fugaz ni aburrido, porque contra todo pronóstico me sigo sorprendiendo y haciendo caso a mi profeta Benedetti, permanezco incólume defendiendo la alegría, y así, con un corcho en el bolsillo y un par de labios tintos color Diablo Carmenere, termino el año sonriendo. Se va, se va, se fue… llegó.