CORAZÓN SIN LOBO

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El corazón, el mío,
es sangre ardiente y sangre fría a la deriva,
a veces ratón, a veces trampa;
en el espejo desde donde mi alma observa mi cuerpo, todo se ve diferente:
hay una mujer desnuda que sonríe como niña, por robar a una anciana su sabiduría,
del otro lado una jaula de mariposas repleta de huesos,
nublada por la sempiterna duda del amor,
hay manzanas con gusanos
flores marchitas,
un bosque sin Caperucita,
las migajas de Hansel y Gretel en un camino que nadie transita,
un lobo jubilado de sus oficios,
Y un celador ciego en su silla.

El cuerpo devuelve la mirada y se contempla perplejo…  ¡Acompáñame alma que tengo miedo!
Su reflejo le guiña un ojo:
¡Te faltan corazones rotos!

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